La aparición en el cristal
El fenómeno comenzó entre el 1 y el 2 de noviembre de 1997, cuando un amigo de la familia, Frasquito, descubrió una cara en el cristal de la puerta de la cocina de la casa de Antonia Cortés y Vicente Fernández. Aunque Antonia limpiaba a diario los vidrios, jamás había notado nada inusual. Sin embargo, la cara estaba ahí y no desaparecía, a pesar de los intentos de limpiarla. Era un rostro que muchos identificaron como el de Jesucristo, con pelo largo y barba. Hoy en día, esa figura sigue siendo visible dependiendo de cómo incida la luz sobre el cristal.
El rostro de Cristo
Los vecinos de Vera pronto se dieron cuenta de lo que había sucedido, y la casa de Antonia y Vicente se convirtió en un lugar de peregrinación. Cientos de personas se acercaban diariamente para ver lo que creían que era la cara de Cristo. Algunas personas incluso le llevaban flores, le encendían velas y se arrodillaban para rezar frente al cristal. El fenómeno había atraído la atención de medios y curiosos por igual, dando pie a debates sobre su naturaleza: ¿Era un fenómeno paranormal o una simple pareidolia?
La segunda cara: el rostro inquietante
Días después de la aparición de la primera cara, un nuevo rostro comenzó a formarse en la puerta contigua. A diferencia de la primera, esta segunda imagen provocaba miedo en quienes la veían. Se describía como una cara con bigote y barba larga, parecida a la típica representación de Cervantes. Antonia y Vicente decidieron deshacerse de la puerta, pues un vidente les aseguró que la imagen correspondía a un espíritu de un asesino que buscaba el perdón.
Este segundo rostro desapareció con la puerta, pero el miedo que generó en los propietarios aún persiste en sus recuerdos. La historia del asesino de la guerra y su relación con las teleplastias añade un componente siniestro a este fenómeno ya de por sí enigmático.
La influencia del entorno: el antiguo cementerio
El misterio de las teleplastias de Vera no está aislado de la historia del lugar. El barrio donde se encuentra la casa de Antonia y Vicente está construido sobre la falda del cerro donde se ubicaba la antigua ciudad medieval de Bayra, destruida por un terremoto en 1518. En la zona, se han encontrado huesos humanos en varias ocasiones durante excavaciones, lo que ha llevado a muchos a creer que el lugar tiene una conexión espiritual que pudo haber facilitado las apariciones.
La intervención de la sociedad española de investigaciones parapsicológicas
El 15 de noviembre de 1997, un equipo de la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas (SEIP), dirigido por Pedro Amorós, se trasladó a Vera para analizar el fenómeno. Tras realizar diversas pruebas, concluyeron que la aparición en el cristal «parecía una teleplastia«. Según Amorós, Antonia podía haber sido un «factor activador» del fenómeno debido a un aumento temporal de sus facultades psíquicas.
El equipo también grabó una psicofonía directamente desde el cristal, en la que se escuchaba una voz que decía «soy de Dios». Este hallazgo fue interpretado por la familia como una señal positiva, lo que les tranquilizó y reafirmó su creencia de que la aparición no era algo maligno, sino una bendición.
El fenómeno de las teleplastias
El caso de las teleplastias de Vera recuerda inevitablemente a las más conocidas Caras de Bélmez, un fenómeno similar que tuvo lugar en Jaén en los años 70. En ambos casos, los rostros aparecieron sin explicación aparente y generaron debates sobre su origen. Para algunos, se trata de fenómenos paranormales genuinos, mientras que para otros no son más que manchas de humedad o simples ilusiones ópticas (pareidolia).
Sin embargo, en el caso de Vera, la familia nunca buscó obtener beneficios económicos de la situación. Antonia y Vicente siempre mantuvieron su casa abierta para los curiosos, sin cobrar por las visitas, y rechazaron ofertas de compra por la puerta. Para ellos, la aparición del rostro de Cristo es algo sagrado, y prefieren conservar el cristal como un símbolo de protección y fe.
Hoy en día, más de dos décadas después, el misterio de las teleplastias de Vera sigue sin resolverse. Aunque ya no recibe la misma atención mediática que en su momento, el fenómeno continúa siendo un enigma para aquellos que lo presenciaron. Para los escépticos, la aparición no es más que una mancha en el cristal; para los creyentes, es una prueba de lo sobrenatural.
Visitas y rutas guiadas
No es posible visitar la casa donde se encuentra la teleplastia ya que se trata de un domicilio privado.