Un internamiento controversial
Gloria Martínez, nacida el 29 de enero de 1975, sufría desde los 14 años de insomnio, nerviosismo y anorexia, además de haber experimentado algunos brotes psicóticos. A pesar de estos problemas, llevaba una vida relativamente normal: cursaba COU, tenía buenas notas y estaba en séptimo de piano en el Conservatorio de Alicante. Fue su psicóloga, la doctora María Victoria Soler, quien recomendó a sus padres el internamiento en la clínica psiquiátrica Torres de San Luis, ubicada en Alfaz del Pi, Alicante.
La llegada a la clínica Torres de San Luis
La clínica Torres de San Luis, donde Gloria ingresó el 29 de octubre de 1992, era un complejo diseñado para pacientes con problemas leves, estrés y necesidad de reposo. Aunque estaba destinada a una clientela de alto nivel adquisitivo, la clínica atravesaba dificultades económicas en ese momento. Gloria era la única paciente cuando ingresó, un dato que sus padres consideraron preocupante.
La desaparición de Gloria Martínez
El día de su ingreso, Gloria sufrió una fuerte crisis nerviosa, lo que llevó al personal médico a sedarla. Según los informes, fue atada a la cama durante las primeras horas de su estancia. A media tarde, Gloria fue llevada a la cafetería, donde dejó una nota inquietante: “Me da miedo pensar que estoy muriendo y la única luz está cerca de mí, Dios Mío”.
Por la noche, le administraron varias dosis de sedantes para calmarla. Sin embargo, alrededor de la 1:30 de la madrugada, Gloria tuvo un nuevo brote. A pesar de estar sedada y atada, las auxiliares de enfermería afirmaron que lograron desatarla para que pudiera ir al aseo. En un momento de descuido, según la versión oficial, Gloria habría escapado saltando por la ventana y luego por un muro de dos metros de altura.
Dudas sobre la versión oficial
La versión oficial fue cuestionada desde el principio. Los padres de Gloria y la Guardia Civil consideraron improbable que la joven, sedada y sin sus gafas, pudiera haber realizado una hazaña semejante. Además, la desaparición ocurrió en una noche sin luna, lo que habría dificultado aún más cualquier intento de fuga.
A pesar de un amplio operativo de búsqueda en los alrededores de la clínica, que incluyó el drenaje de acequias y pozos, no se encontró rastro alguno de Gloria. Vecinos de la zona dijeron haber escuchado pasos esa noche, y un trabajador de una gasolinera afirmó haber visto a una joven que se parecía a Gloria.
Investigaciones posteriores y testimonios inquietantes
La investigación inicial no arrojó resultados, pero en 1994, con la clínica ya cerrada, se realizó un registro exhaustivo del complejo. En una fosa séptica se encontraron pertenencias de Gloria, incluidas su ropa interior y un cinturón. Las enfermeras explicaron que Gloria se había orinado y que fue necesario cambiarle la ropa.
En 1999, un testigo sorpresa afirmó haber visto cómo sacaban a Gloria de la casa de una de las enfermeras de la clínica en la calle de La Cruz, en Tibi. Sin embargo, la Guardia Civil no dio crédito a esta pista.
Consecuencias legales y el caso hoy en día
El caso se cerró judicialmente en el año 2000, y la familia de Gloria recurrió a la vía civil para solicitar daños y perjuicios. En 2008, la Audiencia Provincial de Alicante condenó a la psiquiatra María Victoria Soler y a la clínica Torres de San Luis a indemnizar a la familia de Gloria con 104.000 euros.
A pesar de todos los esfuerzos, el paradero de Gloria Martínez sigue siendo un misterio. La Guardia Civil considera el caso como abierto, y su familia sigue esperando respuestas.