Un edificio cargado de historia
La Cárcel Real de Sevilla fue durante siglos un lugar de sufrimiento y desesperación. Desde el siglo XIII hasta su clausura en 1838, este edificio sirvió como prisión para miles de personas, algunas de las cuales dejaron su huella en la historia. Miguel de Cervantes, el célebre autor de «El Quijote», fue uno de los reclusos más famosos en estas celdas. Junto a él, otros personajes ilustres como Mateo Alemán, autor de «Guzmán de Alfarache», también pasaron por estos oscuros pasillos.
La Cárcel Real no solo fue hogar de grandes literatos, sino también de aquellos que sufrieron y murieron en condiciones terribles. Este pasado trágico parece haber impregnado las paredes del edificio, dejando una marca indeleble que algunos creen que se manifiesta en forma de fenómenos sobrenaturales.
Origen del nombre de la calle Sierpes
La calle Sierpes, una de las más emblemáticas de Sevilla, tiene su origen en una leyenda que data de finales del siglo XV. Originalmente conocida como la calle de Espaderos, su nombre cambió tras una serie de misteriosas desapariciones de niños que asolaron la ciudad. Según la leyenda, un preso llamado Melchor de Quintana y Argüeso reveló que una enorme serpiente, de más de seis metros de largo, era la responsable de estos sucesos. Melchor logró matar a la criatura, poniendo fin a las desapariciones. Como recuerdo de este hecho, la serpiente fue expuesta en la calle, que pasó a ser conocida como Calle de la Sierpe, y posteriormente, Calle Sierpes.
El teléfono embrujado y otros fenómenos paranormales
El edificio que una vez fue la Cárcel Real se convirtió en oficinas del Banco Hispano Americano, y más tarde, de Cajasol. A lo largo de los años, los empleados han reportado una serie de fenómenos inexplicables. Uno de los más conocidos es el «teléfono embrujado». Según testigos, este teléfono, ubicado en el despacho del subdirector general, comenzó a sonar repetidamente durante varios días, pero al responder, nadie contestaba al otro lado.
Lo más inquietante fue que, en una de esas ocasiones, se escuchó la voz de un antiguo cliente, Javier, quien había fallecido en un accidente poco después de que le negaran un préstamo. La voz de Javier, inconfundible, llenó de terror al subdirector, quien fue incapaz de explicar cómo era posible que una persona fallecida estuviera realizando esas llamadas desde el más allá.
Pero el teléfono embrujado no es el único fenómeno extraño reportado en el edificio. Empleados y personal de seguridad han narrado historias de luces que se encienden y apagan solas, portazos inexplicables, sombras sin rostro que deambulan por los pasillos, y la inquietante sensación de no estar solos, incluso cuando el edificio está vacío.
Testimonios escalofriantes
Uno de los testigos, un antiguo empleado del Banco Hispano Americano, relató cómo durante su turno de noche, las sillas de la oficina rodaban solas, los objetos se movían y las alarmas saltaban sin motivo aparente. En una ocasión, una máquina de escribir comenzó a aporrear sus teclas de manera insistente, sin que nadie la estuviera utilizando. Este tipo de experiencias eran tan comunes que el personal solía evitarlas, atribuyéndolas a la presencia de algo más allá de lo comprensible.
Otro empleado, ahora jubilado, contó cómo él y dos compañeros fueron testigos de una puerta que se abría sola repetidamente, y de una silla que comenzó a moverse por sí misma. Este incidente, que ocurrió en plena noche, dejó a los tres hombres aterrorizados, obligándolos a huir hasta la planta baja, donde el guardia de seguridad se encontraba. Aunque al regresar al lugar ya no ocurrió nada más, la experiencia dejó una profunda huella en ellos.
Un pasado tenebroso como cárcel
Algunos expertos en lo paranormal creen que estos fenómenos pueden estar relacionados con el oscuro pasado del edificio. La Cárcel Real de Sevilla fue testigo de innumerables actos de dolor y sufrimiento. Los fantasmas que ahora parecen habitar el lugar podrían ser las almas en pena de aquellos que murieron en sus celdas, incapaces de encontrar la paz.
Mateo Alemán describió la cárcel en su obra «Guzmán de Alfarache» como un «infierno breve, muerte larga, valle de lágrimas», una descripción que refleja la desesperanza que allí se vivía. Tal vez, esos ecos de sufrimiento aún resuenan entre las paredes del edificio, manifestándose en forma de extraños fenómenos que desafían nuestra comprensión.
La investigación y los hallazgos
Hace unos años, se realizó una investigación en el interior del edificio, la única de su tipo hasta la fecha. Durante la investigación, se captó una impresionante psicofonía, se verificaron descensos de temperatura inexplicables, y se registraron anomalías en el funcionamiento eléctrico. Estos hallazgos parecen confirmar las historias que durante tanto tiempo han circulado entre los empleados y el personal de seguridad.
A día de hoy, al pasar por la calle Sierpes 85, algunos antiguos trabajadores aún aseguran que el edificio todavía te está esperando. Las historias sobre el fantasma del Banco Hispano Americano continúan, con nuevos testimonios que siguen emergiendo, alimentando la leyenda de este lugar maldito.
Visitas y rutas guiadas
A día de hoy, sólo es posible visitar el interior del edificio si se dirige a hacer algún tramite a la entidad bancaria que lo ocupa.