La casa señorial de calle Salvago
La Calle Salvago, ubicada en el corazón de Málaga, albergaba una de las casas señoriales más hermosas y respetadas de la ciudad. Perteneciente a una ilustre familia malagueña, la casa era un símbolo de estatus y poder en la comunidad. Al servicio de esta familia vivía un mayordomo de avanzada edad, cuya lealtad y dedicación eran indiscutibles. Su habitación estaba situada junto a la puerta principal, lo que le permitía vigilar de cerca cualquier actividad sospechosa durante la noche.
La noche del misterio
Una noche, mientras la ciudad dormía, el mayordomo fue despertado por unos ruidos extraños que provenían del otro lado de la puerta principal. Acercándose en silencio, descubrió que un ratero intentaba abrir un orificio en la puerta para deslizar su mano y descorrer el cerrojo. Con astucia, el mayordomo regresó a su habitación y tomó una soga fina, decidido a detener al intruso sin alertar a la familia.
Poco después, el ladrón logró hacer un orificio en la puerta e introdujo su brazo, pero el mayordomo, rápido de reflejos, aprovechó la ocasión para atarle la mano con la cuerda y asegurarla a un hierro, inmovilizando al intruso. Durante unos instantes, el ladrón forcejeó intentando liberarse, pero pronto se hizo el silencio y la mano quedó inerte.
El hallazgo macabro
Con el amanecer, el mayordomo informó a su señor sobre lo sucedido. Juntos abrieron la puerta para descubrir un escenario espantoso: el cuerpo decapitado de un hombre, semi-desnudo, cuyo brazo seguía atado a la puerta. La cabeza del ladrón había sido cortada limpiamente, y su identidad permanecía desconocida.
El crimen dejó perplejos a todos. Las autoridades, incapaces de resolver el misterio, especularon que el ladrón podría haber sido acompañado por cómplices que lo decapitaron para evitar ser identificados. Sin embargo, esta hipótesis no resolvía todas las preguntas: ¿Quién sería capaz de decapitar a una persona de manera tan fría y precisa? ¿Cómo fue posible que nadie escuchara los gritos de dolor durante el acto?
Un enigma sin resolver
A pesar de las investigaciones, las autoridades nunca lograron identificar al decapitado ni a sus posibles cómplices. El crimen de la Calle Salvago se convirtió en un enigma que nunca fue resuelto, y que con el tiempo alimentó la imaginación de los malagueños, dando lugar a numerosas leyendas y teorías sobre lo que realmente sucedió aquella fatídica noche.
El trágico final del edificio
El edificio en el que se desarrolló este sangriento suceso tuvo un final trágico y no menos dramático. Hace pocos años, un violento incendio arrasó la estructura, reduciéndola a escombros. Sin embargo, en medio de la destrucción, un elemento sobrevivió: la puerta donde ocurrió el misterioso crimen.
Esta puerta, que ha pasado a ser un símbolo de la leyenda, conserva aún el orificio que el ladrón hizo la fatídica noche para introducir su mano. Aunque se intentó repararlo, la restauración no fue lo suficientemente perfecta, y el agujero sigue siendo visible, atrayendo a curiosos y conocedores de esta inquietante historia. Es un vestigio tangible de un misterio que, a pesar del tiempo, continúa fascinando y perturbando a los malagueños.