El entorno de la familia Schmitz
La familia Schmitz-Wener se había establecido en Ibiza como tantas otras familias extranjeras en los años 80. Richard era un hombre de negocios de 51 años, y su esposa Beate, de 41, trabajaba en una oficina de cambio y gestionaba el alquiler de apartamentos. Sus dos hijas, Alexandra y Bianca, tenían solo seis y cuatro años. Vivían en un chalet en Can Barda, en la urbanización de Benimussa. En apariencia, eran una familia común, pero Richard escondía un oscuro secreto que sellaría su trágico destino.
Los vínculos de Richard con el cártel de Medellín
El hombre de negocios alemán no era solo un residente más de la isla. Richard Schmitz estaba vinculado al narcotráfico, específicamente al cartel de Medellín, liderado por los hermanos Ochoa y Pablo Escobar, uno de los narcotraficantes más poderosos de la época.
El cartel controlaba el tráfico de cocaína en Europa, y Richard formaba parte de esta organización criminal. La detención de un cargamento de 600 kilos de cocaína en Múnich en julio de 1989 fue el desencadenante de la tragedia. El cartel consideró que alguien había traicionado, y decidieron que Richard y su familia debían pagar con su vida.
El descubrimiento de los cuerpos
El 24 de agosto, Beate no se presentó a trabajar, lo que generó preocupación entre sus compañeros. Tras varios días sin noticias, amigos de la familia acudieron a la Guardia Civil, que inició la investigación. Al entrar en la casa de Benimussa, los agentes encontraron señales de lucha, fotos esparcidas por el suelo y las camas deshechas. Pero no había rastro de la familia.
Los investigadores se dirigieron a una obra ilegal junto al chalet, donde hallaron una rampa de hormigón mal hecha y un olor nauseabundo. Al cavar, encontraron los cuerpos de Beate, Richard, Alexandra y Bianca. Los cuatro habían sido brutalmente torturados y estrangulados con cables y alambres, y sus cuerpos fueron enterrados bajo hormigón y cal para acelerar la descomposición.
El error fatal de Richard Schmitz
La investigación reveló que Richard Schmitz había cometido un error fatal. Según varias fuentes, había colaborado con la policía alemana en la incautación del cargamento de cocaína o se había quedado con parte de un cargamento, lo que llevó al cartel de Medellín a sentenciarlo a muerte. La ejecución no solo fue una venganza, sino un mensaje ejemplarizante para aquellos que pudieran pensar en traicionar al cartel en el futuro.
Los autores del crimen
Gracias a unas cartas anónimas enviadas a las comisarías de policía, los investigadores supieron que Bernd Sauter y Detleu Jörg Retschkau, dos peligrosos delincuentes relacionados con el cartel, podrían haber sido los ejecutores del crimen. Estos individuos, conocidos por su brutalidad, residían en Marbella y tenían vínculos con el crimen organizado. Sin embargo, a pesar de las pruebas, nunca se les pudo condenar por falta de evidencias concluyentes.
El chalet de Can Barda en la actualidad
La casa fue adquirida, totalmente reformada y cambiada de nombre por sus distintos propietarios. A día de hoy, es posible alquilarla para periodos vacacionales.