El último día que fueron vistas
El 23 de abril de 1992, las chicas decidieron ir a Reinosa, a unos 30 kilómetros de su localidad. Aprovechando el día festivo, dijeron a sus familias que iban a dar una vuelta por Aguilar, pero tomaron un tren en dirección a Reinosa. Fue en esta localidad donde se las vio por última vez, al subirse a un coche blanco que las recogió mientras hacían autoestop. Desde entonces, no se ha vuelto a saber nada de ellas. 4 testigos diferentes aseguraron que el coche era un Seat 127 blanco o color crema.
Las pistas sobre su desaparición
Aunque en los días siguientes a la desaparición hubo numerosas llamadas de personas que aseguraban haber visto a las niñas en distintas partes del país e incluso en Francia, ninguna de estas pistas resultó en un hallazgo concreto. Interpol llegó a abrir algunas líneas de investigación en Francia, pero sin éxito. A lo largo de los años, han surgido varios testimonios y pistas, pero ninguna ha podido esclarecer lo ocurrido.
Una de las pistas más destacadas llegó seis años después, cuando un joven cántabro afirmó haber visto a las chicas en Madrid y Barcelona, residiendo con un grupo de okupas. Sin embargo, esta información no condujo a ningún avance significativo en la investigación.
Una vida marcada por la incertidumbre
Para las familias de Virginia y Manuela, la desaparición de sus hijas ha sido un auténtico calvario. A lo largo de los años, han recorrido comisarías de todo el país, en busca de respuestas o alguna pista que les permita saber qué pasó con las niñas. Sin embargo, el caso sigue sin resolverse, y las preguntas más importantes siguen sin respuesta: ¿por qué no se han comunicado con sus familias? y ¿cómo es posible que no haya más pistas?
Un intento de secuestro un año antes
Uno de los hechos más inquietantes ocurrió un año antes de la desaparición de las niñas de Aguilar. Una mujer declaró hace unos años que había sido víctima, junto a una amiga, de un intento de secuestro en la misma zona mientras hacían autoestop. Según su relato, un coche blanco con matrícula de Valladolid trató de raptarlas, pero lograron escapar. La mujer reconoció al conductor años después, pero nunca denunció el hecho. Esta revelación llevó a la reapertura del caso, aunque fue nuevamente cerrado meses después tras no encontrar nuevas pruebas concluyentes.
El recurso ante el tribunal de derechos humanos
Después de más de 30 años sin respuestas, los representantes legales de las familias de Virginia Guerrero y Manuela Torres presentaron una demanda ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Esto ocurrió después de que el Tribunal Constitucional de España rechazara reabrir el caso, una decisión que ha dejado a las familias devastadas, pero decididas a seguir luchando.
El caso de Virginia y Manuela recuerda a otras desapariciones inquietantes de jóvenes como las de el niño de Somosierra o el niño pintor de Málaga.