El contexto: Rosa Gonzálvez Fito y su práctica como curandera
Una curandera reconocida en Almansa
Rosa Gonzálvez Fito nació el 5 de enero de 1954 en Almansa, un pueblo con una rica historia y una arraigada tradición de curanderos. En 1990, Rosa trabajaba como sanadora, una práctica que implicaba la imposición de manos y la elaboración de brebajes de hierbas para sus pacientes. A pesar del escepticismo que podría esperarse en la sociedad de la época, Rosa prosperaba en su negocio, llegando incluso a convencer a su marido, Jesús Fernández Pina, de que abandonara su trabajo para ayudarla en su consulta.
La creencia en sus poderes y la influencia sobre su entorno
De la sanación a la paranoia
Rosa no solo se dedicaba a la curación; realmente creía que tenía poderes divinos, un pensamiento que fue fortaleciéndose con el tiempo. Atraída por el rumor de que los mejores curanderos trabajaban en parejas de hermanos, Rosa convenció a su hermana Ana para unirse a ella, elevando así su prestigio. Además, Mari Ángeles Rodríguez Espinilla, una seguidora devota, se integró al grupo, influenciada por Rosa al punto de alejarse de su propia familia y creer que su esposo estaba poseído por el mal.
La noche trágica: ritual y desenlace
El inicio de la locura
El 15 de septiembre de 1990, Rosa, junto con Ana, Mari Ángeles y Mercedes (hermana de Mari Ángeles), se embarcaron en una noche de excesos que culminó en un brutal ritual. Tras ingerir sustancias psicotrópicas preparadas por Rosa, las mujeres entraron en un trance psicótico, convencidas de estar comunicándose con figuras religiosas como San Jerónimo y Jesucristo. La situación se volvió aún más caótica cuando, tres días después, Mari Ángeles comenzó a menstruar, lo que Rosa interpretó como una señal de posesión demoníaca.
La tortura de Rosita
La paranoia alcanzó su clímax cuando Mari Ángeles, bajo la presión de la paliza de Rosa, acusó a la pequeña Rosita de estar embarazada del diablo. Esto desató un acto de violencia indescriptible: Rosa, con la ayuda de sus compañeras, sometió a la niña a una tortura brutal. Introduciendo sus dedos en la vagina de Rosita, comenzó a arrancarle las entrañas en un intento de «expulsar» al demonio. La pequeña, en su agonía, solo podía pedirle a su madre que terminara pronto, mientras Rosa gritaba «Gloria a Dios» y «Sal cabrón». El ritual continuó hasta que la niña murió desangrada, y Rosa siguió extrayendo sus órganos, mientras el trío bailaba alrededor del cadáver.
La intervención de la policía y la sentencia judicial
La escena del crimen y el juicio
La orgía de violencia duró hasta la mañana siguiente, cuando el marido de Rosa, Jesús, finalmente accedió a la habitación. Lo que encontró fue una escena de horror absoluto: los restos destrozados de su hija y su esposa en un estado de frenesí.
Tras la llegada de la Policía Municipal, Rosa y sus cómplices fueron detenidas. Durante el juicio, se determinó que María Mercedes no participó directamente en la muerte de Rosita, por lo que fue puesta en libertad. Rosa y Mari Ángeles, sin embargo, fueron declaradas no responsables legalmente debido a un trastorno mental transitorio, lo que les permitió evitar una condena por el atroz crimen.
La vida después del horror: consecuencias y legado
Una casa marcada por la tragedia
Tras los hechos, la casa donde ocurrió la tragedia quedó vacía, sin que nadie se atreviera a comprarla. Finalmente, fue demolida. Sin embargo, la sombra del crimen siguió acechando a Almansa. Durante años, grupos satanistas se infiltraron en el cementerio local para realizar rituales frente al nicho de Rosy. Para evitar más vandalismo, el ayuntamiento y la familia decidieron retirar su nombre de la lápida.
Un inquietante silencio
La omisión de la comunidad
Un detalle inquietante que ha perdurado en la memoria colectiva es el hecho de que, a pesar de que muchos vecinos escucharon los desgarradores gritos de Rosy, nadie intervino. Una vecina confesó haber escuchado los gritos de auxilio, pero el miedo la paralizó, optando por rezar en lugar de actuar.
El exorcismo de Almansa como reflejo de la oscuridad humana
El exorcismo de Almansa es una historia que revela lo profundo y oscuro que puede llegar a ser el comportamiento humano bajo la influencia de creencias extremas y paranoias. Este trágico suceso, envuelto en locura y violencia, sigue siendo un caso emblemático de la historia criminal española, recordándonos las terribles consecuencias de la superstición y el fanatismo.